Como empresarios siempre hemos entendido que es una política fiscal adecuada es aquella que incentiva la retención de los rendimientos de la empresa para su posterior inversión en bienes de equipo, de tal suerte que contribuirán a generar nuevos flujos de tesorería y activar la economía empresarial y de la nación en términos generales. Una forma de incentivación para el empresario consiste en la libertad de amortización, que implica la posibilidad de realizar inversiones en activos fijos y de incorporar, desde el punto de vista fiscal, a la cuenta de pérdidas y ganancias el gasto por amortización según la conveniencia de la empresa. Esta situación no se da en España con carácter general ni es aplicable si no existe creación de empleo simultáneamente. Dentro de los requisitos que exige la legislación española, nos encontramos con los siguientes: – Sociedades cuyo nivel de facturación es inferior a 10 millones de euros durante el año anterior. – Libertad de amortización en la proporción de una inversión de 120.000 euros por cada empleado de incremento. – Creación de empleo que debe mantenerse durante los tres años siguientes a la realización de la inversión. – La inversión pueden realizarse en activos fijos que tengan la consideración de nuevos, es decir quedan excluidas las inversiones en bienes usados. – Debe tratarse de activos materiales o inversiones inmobiliarias. – Pueden acogerse a este procedimiento tanto los bienes adquiridos directamente al proveedor, así como aquellos que se financien mediante una operación de arrendamiento financiero (leasing financiero). – Aplicación de la libertad de amortización desde el inicio del ejercicio en el que el activo entra en funcionamiento, por tanto puede aplicarse en ese ejercicio o en ejercicios futuros con total libertad por parte del empresario. – El caso de incumplimiento de los requisitos por falta de mantenimiento del empleo, conlleva la pérdida de la ventaja fiscal. En este caso la empresa no deberá presentar ninguna declaración complementaria, sino con carácter general regularizar su situación en la declaración de la ejercicio que dejen de cumplirse los requisitos exigidos, abonando los intereses de demora, es decir sin ningún tipo de sanción. Como se puede observar existen unas grandes restricciones para la aplicación de la libertad de amortización, la cual solo se puede llevar a cabo en condiciones muy concretas. Es necesario también destacar que la proporción de crecimiento de empleo de 1 trabajador por cada 120.000 euros de inversión está establecida desde hace muchos años, no habiéndose procedido a su elevación anualmente como hubiera sido más lógico.